Te quiero. Por qué. Me das miedo. Tú también.
Es un viaje inmenso hacia la fantasía; con esos árboles de brazos desnudos que necesitan robarte un abrazo para detener su soledad.
Un turbulento mar de nubes y sentimientos navegando hacia la nada. Perdidos en un ocaso sin fronteras. Acariciando con su aliento los colores negros del arco iris.
Te odio. No te entiendo.
Apenas se ve al coche que viene por el carril contrario hasta que lo tienes encima. Sus ojos despiden calor en un fugaz halo de luz. La noche nos cubre por entero, la niebla es sólo su bufanda.
Cálida. Soñadora. El amor. La ilusión.
El coche que va delante nos guiña los ojos y se le enciende la nariz. Hay caravana. Mi perro se aburre… la niebla no le deja ver; no tiene a quien ladrar y me mira levantando una oreja. Siempre me hace reír. Hace frío. Terciopelo y fuego. El sonido de la radio baña de calma el tiempo. Cubro mis piernas con la manta mientras la ciudad se acerca a nosotros. Una ambulancia llora deprisa. La niebla se alza para dejarnos pasar.